La historia de Randy

Randy Castro tiene 28 años y acaba de iniciar el sondaje intermitente tras un periodo con sondaje permanente. Aunque el cambio fue reciente y al principio lo vivió con muchos nervios e incertidumbre, el acompañamiento de las enfermeras fue clave para entender el proceso y ganar confianza. Con la práctica, Randy descubrió que el sondaje intermitente era mucho más sencillo y práctico de lo que imaginaba.

El cambio ha supuesto una mejora clara en su día a día. Actividades cotidianas como ir a una cafetería, al gimnasio o pasarse de la cama a la silla resultaban incómodas con la sonda permanente, mientras que ahora se siente más libre y tranquilo, sin la preocupación constante de la bolsa. Esta libertad también ha sido especialmente importante en la práctica de tiro con arco, donde antes debía estar pendiente de no enganchar la sonda o la bolsa durante los movimientos.

Actualmente se sonda unas cuatro veces al día, adaptando los horarios a sus rutinas. Valora especialmente la discreción, la facilidad de transporte y la buena lubricación, aspectos que le aportan comodidad y seguridad.

Con su experiencia reciente, Randy quiere tranquilizar a quienes están empezando y lanza un mensaje claro: “Que no tengan miedo, porque es algo muy normal, [..] y con la práctica todo fluye”, una frase que refleja su rápida adaptación y actitud positiva ante este nuevo proceso.