La historia de Eduardo

Eduardo Merino Ezquerro, de Vitoria, necesita el sondaje tras sufrir un accidente de bicicleta que le provocó una lesión medular. Al principio pensaba que sería algo temporal, pero con el tiempo ha asumido que puede formar parte de su vida durante un periodo largo, afrontándolo con una actitud positiva y práctica.

Aprendió a sondarse en Toledo con la ayuda de una enfermera y, desde el primer momento, el proceso le resultó sencillo. En apenas un día ya era autónomo, pudiendo realizar el sondaje tanto en la cama como en la silla de ruedas, dentro y fuera de casa, gracias a la variedad y comodidad de los productos actuales.

Eduardo sigue una rutina de cuatro sondajes al día, adaptándolos a sus necesidades, y valora especialmente la higiene, la facilidad de transporte y la discreción, aspectos que le permiten integrar el sondaje con total normalidad en su día a día.

Con solo cuatro meses de experiencia, transmite un mensaje tranquilizador a quienes están empezando: “Luego es muy sencillo y pasa desapercibido, es algo rutinario”, una reflexión que resume su adaptación natural al proceso.